Qué hacer en vacaciones

¡Sáquele provecho a sus vacaciones!

Con la llegada del verano, muchos esperan con ansias disfrutar de sus  vacaciones. Una forma de sacarles el máximo provecho posible, es dedicarle algún tiempo a la reflexión…

Por Dr. Erick Quesada, Psicólogo *

Para muchos, el atractivo de las vacaciones radica en que es un periodo de tiempo donde se puede hacer lo que se quiera, como acostarse y levantarse a la hora que sea o salir a pasear al campo o a la playa. Para otros, es una oportunidad para hacer arreglos en la casa o ponerse al día con otros asuntos. Sin importar lo que hagamos, las vacaciones pueden convertirse en una oportunidad para replantearnos una serie de aspectos relacionados con diferentes áreas de nuestra vida, tomar decisiones, actualizar nuestro proyecto de vida y seguir adelante con mayor determinación, certeza e ilusión.

El trabajo

Es muy común observar como, para muchísimos hombres, la forma de ganarse la vida suele ser una fuente de estrés e insatisfacción. A pesar de esto, no siempre resulta fácil tomar conciencia de estos sentimientos –por lo menos en toda su dimensión-  y del impacto negativo que pueden tener en nuestra vida y en la de quienes nos rodean. ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor en el trabajo?, ¿me permite el trabajo realizarme en mis vocaciones y desarrollar mis habilidades? o ¿estoy tomando las decisiones y creando las condiciones para tener el trabajo que realmente quiero? son algunas de las preguntas más importantes que nos podemos hacer en este sentido.

La familia

En nuestro afán de superarnos profesionalmente, los hombres compartimos cada vez menos tiempo con nuestras familias. Esto hace que las relaciones con nuestra pareja, hijos e hijas se vean muy deterioradas, lo que, entre otras consecuencias negativas, nos priva de las múltiples satisfacciones que la vida familiar nos ofrece. Con frecuencia, escucho a hombres quejarse de no haber tenido la oportunidad de ver crecer a sus hijos e hijas, ni de estar presentes en momentos muy importantes o únicos de sus vidas.

Además, de que en situaciones de mucha presión o de problemas en el trabajo, desearían conversar abiertamente sobre cómo se sienten con su familia, y recibir el apoyo que necesitan; ¿no le parece que nos podríamos estar perdiendo de algo sumamente valioso? En este sentido, hay que recordar que la comunicación es básica para una buena relación familiar. Es importante que tanto usted, como los otros miembros, tengan la posibilidad de hablar y de ser escuchados de forma abierta y respetuosa, y de que lo que se hable sea realmente tomado en cuenta.

Por su parte, destinar tiempo de calidad para compartir con nuestros seres queridos, no solo nos hace sentir bien, sino que nos convierte en una figura que inspira confianza y cercanía.

El proyecto de vida

Para muchos hombres, la vida transcurre entre el trabajo, la familia y alguno que otro entretenimiento o hobby, como escuchar música, practicar algún deporte o salir con los amigos.  No obstante, ¿no es esta una forma muy limitada de vivir la vida?  Los seres humanos no terminamos nunca de crecer ni de aprender. Dado que se trata de un potencial inherente a nuestra naturaleza, el crecimiento personal continuo es una necesidad que experimentamos durante toda nuestra vida.

Es prácticamente imposible que el trabajo nos permita satisfacer todas nuestras necesidades de crecimiento y desarrollar todas nuestras capacidades, por lo que, en este sentido,  el tiempo libre puede ser utilizado de forma sumamente productiva. Es decir, haciendo aquellas cosas que nos producen satisfacciones profundas y permanentes y que nos hacen sentir que crecemos a través de ellas; por ejemplo, desarrollando alguna habilidad o talento, participando en alguna actividad que aumente nuestra sensibilidad social o cultivando nuestra espiritualidad. Esto nos ayudará a plantearnos constantemente metas a futuro, y a otorgarle un sentido más amplio a nuestra vida.

La reflexión a fondo: el camino para el encuentro con uno mismo

Reflexionar a fondo significa ir más allá de los pensamientos y darnos cuenta de los sentimientos y las sensaciones que tenemos en relación con situaciones particulares de nuestra vida. Muchas veces, cuando estamos confundios y no encontramos respuestas, este tipo de reflexión nos puede ayudar a comprender porqué nos sentimos de cierta forma, a identificar nuestras necesidades y deseos y a entender cuáles son las consecuencias del tipo de vida que llevamos.

Para hacerlo, puede seguir estos pasos: con los ojos cerrados, regule su respiración hasta que llegue a ser lenta y profunda. No ponga atención a los pensamientos que aparecerán en su mente, simplemente déjelos ir. Cuando esté relajado, ubíquese en el escenario de la situación sobre la que quiere reflexionar. Incluya las personas y circunstancias del caso y experimente los sentimientos (por ejemplo simpatía, cólera, miedo o tristeza) y las sensaciones corporales que las acompañan (relajación, opresión o rigidez, entre otras).

Luego de identificarlos, sienta el peso y el impacto que tienen en su vida. Es muy importante recordar que nadie, excepto nosotros mismos, somos capaces de alcanzar nuestra propia realización y plenitud personal, algo que, sin duda, quienes estén a nuestro alrededor también disfrutarán.

Qué hacer para reflexionar durante las vacaciones:

  • Haga una lista con los temas más importantes sobre los que quisiera reflexionar.
  • Para cada día de sus vacaciones, elija un rato para dedicarlo exclusivamente a la reflexión a fondo. Trate de escoger el momento y el lugar donde tenga menos posibilidades de ser molestado o diga que tiene que hacer algo importante y que no quiere interrupciones.
  • Procure escribir sus reflexiones, esto le permitirá tener ideas más claras y tomar decisiones.
  • Visualice aquello que usted  desea para su vida; es el primer paso para lograrlo.

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Autorrealización en el trabajo

Autorrealización en el trabajo

Los hombres pasamos aproximadamente una tercera parte de nuestra vida adulta dedicados al trabajo. ¿No debería ser entonces algo sumamente placentero?

Por Dr. Erick Quesada*

A pesar de esto, en muchas ocasiones se le concibe como el inevitable “yugo” que nos permite cumplir con los compromisos económicos adquiridos -mantener a la familia, pagar el carro, la universidad, etc.- y poder llegar concretar a futuro nuestros sueños y anhelos, como llegar a tener casa propia o jubilarse con una buena pensión. En otros casos, a lo anterior se suma el deseo de alcanzar cada vez mayores ingresos económicos, estatus y poder, ya sea en nuestro centro de trabajo o en nuestro campo profesional.

Es poco común que percibamos al trabajo como el quehacer que también nos brinda la oportunidad de sentirnos creativos y productivos, así como también de crecer y aportar al medio en el que nos desenvolvemos a través de lo que verdaderamente nos gusta hacer. El psicólogo humanista Abraham Maslow,  dijo que en los seres humanos hay una tendencia innata a sacar el mayor partido posible de sus propios talentos y potencialidades, la que llegó a considerar una necesidad; la de autorrealizarse.  En este sentido, el trabajo adquiere una dimensión aún más amplia, una importancia, si se quiere, de índole trascendental en nuestras vidas.

Las demandas sociales

A pesar de ello, y por lo general, autorrealizarse en el trabajo no resulta tan sencillo. Los hombres hemos sido educados para ser masculinos, y eso implica el elegir un oficio o profesión “de hombre”.  Los diversos estereotipos sociales hacen que muchas veces se vea como singular, cuando no extraño, que un hombre estudie, por ejemplo, Educación Preescolar, o se desempeñe en alguna otra profesión concebida socialmente “de  mujeres”.

Algo similar puede suceder cuando descubrimos que una mujer, sobre todo si nos resulta muy femenina y atractiva, estudia, por ejemplo, Mecánica Pesada. El impacto de las demandas sociales hace que en muchas ocasiones no escuchemos esas voces internas que nos hablan acerca de nuestras verdaderas vocaciones y aptitudes, haciéndonos muchas veces elegir de forma equivocada, y con esto disminuyendo las posibilidades de disfrutar de todas las satisfacciones que el trabajo nos puede ofrecer.

Esto suele suceder incluso en aquellos casos donde la persona ha elegido la profesión u oficio adecuado, pero no trabaja en el campo de su preferencia, sino en aquel en el que gana más dinero.

Las condiciones laborales

El lugar de trabajo y el ambiente laboral también cumplen un papel fundamental en la autorrealización. Durante los últimos años, diversas empresas alrededor del mundo han llegado a percatarse de que la calidad de sus procesos productivos depende más de los seres humanos que de tecnología de la que disponen. En algunos países como Japón, que van a la vanguardia en el campo de la Administración y de la Teoría de la Organización,  se dieron cuenta de que aunque implementaron procesos de cambio como el rediseño, la calidad total y la reingeniería, no se obtenían los resultados esperados.

Se dieron entonces a la tarea de «humanizar» a las organizaciones y empresas,  focalizando sus esfuerzos en brindar a sus colaboradores las condiciones para el desarrollo de destrezas tales como la creatividad, la toma de iniciativa, la capacidad de trabajar en equipo, la capacidad propositiva y la sensibilidad para descubrir sus potenciales internos y explotarlos en el entorno laboral. Dentro de los resultados obtenidos, se encuentra un mayor disfrute del trabajo y una disminución significativa de los niveles de estrés en las personas.

El trabajo en su vida

Si usted trabaja actualmente, los siguientes factores asociados a la autorrealización laboral podrían resultarle interesantes:

  • El trabajo, en términos de sus tareas, funciones y responsabilidades, le otorga a la persona un lugar dentro del centro de trabajo, una sensación de pertenencia.
  • Contribuye a la autoestima y estimula el desarrollo de valores.
  • Satisface tanto necesidades materiales como emocionales, por ejemplo las de seguridad y reconocimiento.
  • Proporciona la posibilidad de establecer amistades, una red de apoyo y solidaridad.
  • Promueve la creatividad y la oportunidad de crecer profesionalmente y como persona.

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Egoísmo positivo

Egoísmo positivo


Por lo general, cuando escuchamos la palabra egoísmo, pensamos en su significado habitual: la actitud de anteponer los propios intereses, necesidades y deseos a los de los demás; aun por encima del bienestar o del bien común. Se le concibe como un defecto moral o como una señal de inmadurez, pues la persona tiene dificultades para pensar, sentir y actuar de forma solidaria, respetuosa y tolerante.  De lo que poco se habla, es que existe otro tipo de egoísmo: el positivo.

A través de éste, la persona ha desarrollado la capacidad de identificar sus prioridades, necesidades y anhelos y de actuar en estricto apego a los mismos, mientras que se relaciona con quienes le rodean de forma flexible y comprensiva, haciendo uso de un diálogo negociador y conciliador. Aunque difícil de creer, esto no sólo es posible, sino que también sumamente sano.

El egoísta positivo ha aprendido que la mejor forma de transitar por la vida es siendo fiel a sus convicciones,  vocaciones y pasiones; pues sabe que éstas son las mejores consejeras a la hora de tomar decisiones correctas, y de seguir el camino debido. Sabe que el mejor indicador de que está haciendo las cosas bien es la certeza que experimenta desde su interior; por lo que es poco común verle actuando y pensando como los demás para sentirse “normal” o uno más de los que están “en todas”.

Ha llegado a la conclusión de que lo que da verdadero sostén a la sensación de identidad y de autenticidad es el compromiso constante con lo que hace, con lo que por lo general se gana la vida.  Como está más en contacto consigo mismo, con su propia humanidad, posee una mayor capacidad de establecer relaciones íntimas y solidarias con sus semejantes, así como de identificarse fácilmente con sus circunstancias – cualesquiera que estas sean- pues le resultarán muy familiares.

Una persona egoísta –del tipo egoísmo positivo- es capaz de ver más allá de lo aparente y de lo superficial, por lo que disfrutará de aquellos detalles y las señales que nos ofrece la cotidianidad, pero que solo pueden ser percibidos por quienes están deseosos de observarlos. Que diferente serían las cosas si todos fuéramos endiabladamente egoístas…

Efectos positivos de la risa

Por su salud… ¡Ríase!

– La risa encierra un gran potencial curativo tanto para el cuerpo como para la mente

Por Dr. Erick Quesada*

Diversos estudios realizados en los últimos años han demostrado que la risa estimula nuestro sistema defensivo, lo que puede prevenir la aparición de muchas enfermedades, colaborar en la mejoría de algunas de ellas y hacer llevaderas las más serias.

La risa provoca una serie de respuestas fisiológicas muy beneficiosas para nuestro cuerpo que también influyen sobre nuestro estado mental y emocional. Por ejemplo, produce la liberación de unas hormonas llamadas endorfinas, que como parte de sus funciones mantienen la elasticidad de las venas y arterias y estimulan el sistema límbico, que es la sede de las emociones en el cerebro, generando con esto bienestar y equilibrio emocional. Además, libera tensiones acumuladas en la columna vertebral, mejora la respiración y la oxigenación y retarda la aparición de las arrugas, pues tonifica los músculos de la cara. Si usted es de las personas a las que le interesa cuidar su peso, le interesará saber que con 15 minutos de risa se llega a quemar tantas calorías como en una larga caminata o un paseo en bicicleta.

Hombres sonrientes

Los hombres estamos sometidos en la actualidad a un sinnúmero de situaciones estresantes, muchas de las cuales responden a los diferentes roles masculinos que hemos asumido y que provienen de nuestro entorno social. De esta manera, tener que luchar por ser cada vez mejores proveedores y competir constantemente por obtener el ansiado reconocimiento y estatus en el trabajo, por ejemplo, pueden constituirse en importantes y hasta riesgosas fuentes de estrés, si de salud se trata.

Por eso la importancia de aprender a reírnos de nosotros mismos cuando nos sorprendemos en situaciones en las que nos exigimos más de la cuenta, o cuando le otorgamos una importancia desmedida a algo que en realidad no lo merece. Reírse de uno mismo, sin caer en la ironía o en el exceso, nos ayuda a evitar que asumamos actitudes rígidas, cargadas de frustración e ira, y que nos encontremos presos de patrones y hábitos que en realidad no tienen sentido.

¿De qué reírse?

Reírnos hace que la vida sea más llevadora y puede ayudarnos a distinguir entre lo que es realmente importante en la vida de lo que no lo es. Muchas veces al recordar  momentos felices y significativos, nos encontramos con aquellos en los que reíamos y disfrutábamos espontáneamente en compañía de nuestros seres queridos, amigos u otras personas importantes en nuestra vida.

Aunque en realidad somos capaces de reírnos por múltiples motivos,  es preferible no hacerlo de chistes o situaciones en las que se haga burla, por ejemplo, de la nacionalidad o del color de la piel de otras personas, pues aunque igual nos terminemos riendo, estamos reforzando actitudes negativas como la intolerancia y la discriminación, que al final de cuentas no producen en nosotros ningún efecto positivo ni saludable. Como poder curativo, la risa se está convirtiendo en un elemento importante en las terapias que se aplican actualmente en hospitales infantiles y de personas adultas mayores en diferentes partes del mundo. Poder reír es un acto gratuito del que puede disfrutar cualquiera. Al hacerlo no sólo nos procuramos salud a nosotros mismos, sino que también a todas aquellas personas que nos rodean.

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