Hablar con hijos adolescentes

Hable claro con su hijo

Los padres deben tratar de ser fuentes confiables

Los límites son buenos, pero hay que abrir espacios para compartir

Neyssa Calvo Achoy
ncalvo@aldia.co.cr

La convivencia con los hijos a veces no es sencilla y menos cuando entran en la adolescencia. Sin embargo, cuando padre e hijo hablan con claridad la situación se vuelve manejable.

Lo más importante, señala el psicólogo Erick Quesada, es que los jóvenes tengan la libertad para contar lo que les molesta ya sea a sus padres o alguien cercano.


¿Cómo lograrlo? El primer paso es que los progenitores mantengan la calma, si predican algo que lo hagan, eviten mostrarse enojados o excesivamente firmes para no causar que sus hijos salgan corriendo, señaló Quesada.


Para llegar a generar un clima amigable, en casa los padres deben estar dispuestos a hablar sobre cualquier tema, sin importar lo complicado que sea.


Patricia Calvo, psicopedagoga, señaló que el momento ideal para compartir, es durante las actividades de ocio. Es decir, en una comida, viendo un partido de fútbol o bien de camino a la playa.


Agrega que la adolescencia es una etapa difícil porque deben enfrentar cambios físicos que les genera diversas conductas, entre ellas aislamiento y rechazo de los padres por cualquier cosa.


En esas situaciones, Calvo aconseja tratar de no confrontar y sino es posible hablar con el chico, tener paciencia y dejarlo para después. Sin olvidar respetar su espacio.


Tomado de www.aldia.co.cr

Volver al trabajo luego de vacaciones

• Requiere algunos días de ajuste

Retomar rutina después de las vacaciones no es tarea sencilla

• Nerviosismo, apatía, pereza y otras sensaciones son comunes cuando se retoma el trabajo luego de un tiempo de descanso

Angie López Arias
alopez@prensalibre.co.cr
Foto: Photos.com

Cenas, reuniones familiares, paseos o descanso fueron algunas de las actividades que las personas realizaron durante el fin y principio de año, pero como todo lo que empieza tiene que terminar, las vacaciones acabaron para dar paso al trabajo y demás responsabilidades.

El retomar la rutina habitual después del disfrute y la relajación no es una tarea sencilla, por eso es normal que las personas vuelven a sus labores con cierta pereza, apatía, aburrimiento e incluso con nerviosismo, a lo cual se le ha dado el nombre de “Síndrome posvacacional”.

Al menos una semana es el tiempo suficiente para que la persona se ajuste otra vez al trajín diario, pero si esto persiste, puede ser una clara señal de que se está frente a una situación más compleja que es importante analizar, pues podría tratarse de una necesidad de cambiar de empleo.

“Es común ese síndrome, sobre todo si la persona tuvo la posibilidad de pasear, por lo que tienden a relajarse mucho y con tan solo la idea de volver al trabajo les resulta estresante. Se recomienda que la persona se prepare para la fecha de retorno”, indicó el psicólogo Erick Quesada.

Apatía

Para Quesada, esos sentimientos se dan más porque a las personas no les gusta el trabajo o tienen problemas relacionados con el área laboral, ellas pueden aprovechar las vacaciones para reflexionar sobre que cambios pueden hacer, a fin de modificar el panorama en el que se encuentran.

“Si tiene problemas deben pensar en qué pueden hacer para cambiar esas cosas y volver con una actitud diferente, si la persona no se siente bien del todo con su trabajo es sano pensar en un cambio. También es importante plantearse metas, porque éstas dan motivación”, aseveró.

El psicólogo dijo que es frecuente que las personas regresen al trabajo un tanto perezosos, y atraviesan un proceso de ajuste que no debe durar por mucho tiempo, el ritmo se va retomando poco a poco hasta que ya se está en medio de la rutina sin mayor problema.

“Si la persona viene relajada es de esperar que atraviese un proceso para volver a incorporarse al ritmo de su trabajo, si persiste esa incomodidad, sienten que no se pueden levantar por las mañanas, no rinden y desea que las horas pasen, es cuando debe pensar más a fondo y cuestionarse”, agregó Quesada.

Actitud

Por su parte, el psicólogo de Enfoque a la Familia, Luis Diego González, explicó que las personas muchas veces se dan ellas mismas una terapia negativa que ayuda a desalentarles, pues tienen pensamientos negativos y dependiendo de lo que se piense así se sentirán las personas.

“Debemos evitar pensamientos como comparaciones, por ejemplo decir que antes podía levantarse tarde, pero ahora no, todo eso determina un mal estado de ánimo, por eso no hay que dedicar pensamientos a cosas negativas que llevan a la negatividad”, recalcó González.

El especialista comentó que la vida está llena de cambios y que cuando acaban las vacaciones, vuelve el trabajo y viceversa, esto debe verse como algo natural porque a sí lo es, pero de lo contrario se estaría en una constante apatía, por eso es urgente cambiar de mentalidad.

“El trabajo no es un martirio, es una bendición de Dios porque a través de él podemos realizar más de un sueño y nos hace crecer y madurar como personas. La rutina es mala, nos ayuda a encontrar sentido a los días libres, si estamos de vacaciones siempre también llega a aburrir, lo malo es no tener variedad”, puntualizó.

Valor

Según González, el trabajo permite muchas cosas y por tanto, si falta se cae en una grave situación económica, pero también en una depresión y frustración porque la persona no se siente útil a la sociedad, de ahí que es importante darle el valor que merece y cuidarlo.

“Solo lo apreciamos cuando lo tenemos, las personas deben pensar en cómo se sentirían si no tuvieran trabajo y que si está en esa labor es porque quiere y no solo porque debe estar. Pensar en cuando no se tenía trabajo ayuda a apreciarlo”, manifestó.

“Las personas deben enfocarse en cuán útil es el trabajo y analizar en cómo proyectarse al futuro, es cuando se dan cuenta de que bueno que acabaron las vacaciones porque tiene un trabajo que le espera. La apatía puede ser normal, sin embargo, no puede durar más”, insistió.

González dijo que no hay que echarle la culpa al trabajo, sino más bien cambiar de actitud, la apatía o la pereza pueden ser normales, pero no por ello se le debe obedecer, más bien hay que combatirla con pensamientos positivos sobre el trabajo y ver las oportunidades que éste brinda.

 

 Tomado de www.prensalibre.co.cr

 

 

Problemas de pareja y los niños

• Perciben un tenso ambiente

Problemas de pareja afectan a los niños

• Los constantes conflictos en la pareja de alguna manera u otra afectan a los más pequeños de la casa y es que aunque no vean gritos o peleas explícitas, sienten que algo entre sus padres no anda bien

Angie López Arias
alopez@prensalibre.co.cr
Foto: Photos.com

 

Los niños son muy perceptivos y aunque no vean entre sus padres peleas o conflictos manifiestos, perciben cuando las cosas no andan bien y eso les puede afectar, ante esa situación lo mejor es analizar qué es lo más conveniente para ellos, si conversar o esperar a que las cosas pasen. Según los especialistas, hay problemas entre la pareja que no tienen por qué saberlos los niños, sin embargo, existen otros más graves y que pueden significar un cambio grande y una alteración de la dinámica familiar, los cuales sí es necesario hacerlos del conocimiento de todos los miembros.

“Hay que entender que son dos vínculos: de padres y de esposos; si el problema es entre esposo y esposa es necesario desasociar a los hijos porque de lo contrario los niños se pueden ver afectados por culpas, reclamos y regaños que no tienen que ver con ellos”, explicó la psicóloga de Enfoque a la Familia, Evelyn Rodríguez.

Manejo

Para Rodríguez, los niños se ven afectados cuando se les hace parte de los problemas, esto quiere decir que depende mucho del manejo que los adultos le den a la situación pues los pequeños buscan la identificación con sus padres y si ve que ambos discuten buscará a quien idealizar.

“Por eso pueden apegarse a alguna figura masculina, igual ocurre con las niñas que pueden apegarse con una vecina o cualquier otra figura maternal que cumpla con lo que mamá no cumple. También cuando discuten ven a dos equipos opuestos por lo que los límites y la autoridad decaen en ese sentido”, afirmó Rodríguez.

Por tanto, la experta dijo que las parejas deben discutir solo cuando los niños no están presentes a fin de que no se les involucre en las problemáticas y no tengan así que presenciar eventos que les perjudiquen y lo peor de todo, en los cuales no puedan hacer nada al respecto, por lo que podrían sentirse impotentes.

Atención

La psicóloga indicó que si los menores experimentan algo que es incomprensible para ellos deben explicarles, pero si no, no es necesario ya que si el niño no está enterado y por tanto no se ve afectado no hay razón para preocuparlo, de ahí que sea importante delimitar los temas.

Pero en ocasiones, aunque los niños no presencian peleas, pueden sentir que la situación en casa no está del todo normal, por lo que tratarán de llamar la atención de diversas formas, puede ser dejando de comer, portándose mal e incluso mostrarse distraído porque trata de pensar en cómo puede solucionar la situación.

Si los problemas van más allá y realmente el niño se ve perjudicado y los problemas de pareja son frecuentes, lo conveniente es recurrir a terapia familiar para volver a establecer vínculos, si los problemas no son graves, la afectación tampoco lo será, pero sí es conveniente pensar en lo mejor para el pequeño.

Equilibrio

Por su parte, el psicólogo Erick Quesada comentó que el ambiente familiar es importante para el desarrollo de los niños, por eso es necesario generar en la familia una sensación de seguridad para que así crezca sano emocionalmente, pero si ve constantes peleas se verá afectado.

“Cuando hay problemas en la relación de pareja se presentan una serie de tensiones que muchas veces afectan a los niños, como gritos, violencia e insultos; presenciar estas escenas es muy dañino para los pequeños porque les genera angustia intensa en torno a sus padres y a sí mismos”, aseveró Quesada.

Y es que según Quesada, esto les hace plantearse a los niños cientos de preguntas como por qué pelean e incluso se cuestionan si ellos tendrán la culpa de lo que sucede, además ven amenazada su estabilidad y es ahí cuando comienzan a manifestar lo que sienten de distintas formas.

Percepción

Quesada aseguró que es un error de los padres creer que los niños no se dan cuenta de lo que sucede, aún cuando no lo hagan enfrente de ellos, pues de cualquier forma los niños lo perciben, por eso ambos deben tener ese elemento en consideración para tratar de solucionar sus conflictos con el objetivo de no causarles daño.

“Hay que tomar en cuenta que los padres en la infancia modelan en los niños las conductas, es decir, aprenden los roles de pareja en el hogar por lo que es de esperar que en el noviazgo o matrimonio reproduzcan los patrones aprendidos”, aseveró el psicólogo.

Quesada explicó que los niños tienen formas de canalizar la tensión que sienten y por eso hacen cosas para llamar la atención de los padres, para que dejen de pelear y pongan su atención en ellos, pero en otros casos pueden reaccionar de forma diferente y más bien se ven ensimismados o tristes.

El especialista dijo que si se trata de una pelea ocasional pueden decirle al niño que papá y mamá tienen una diferencia que arreglarán, el problema es cuando los problemas son parte del patrón de la relación y si es así, lo mejor es buscar ayuda a fin de instaurar un ambiente familiar sano.

Tomado de www.prensalibre.co.cr

 

Cuándo casarse

• Entran en juego muchos factores

Contraer matrimonio debe ser en el momento indicado

• La madurez de los miembros de la pareja, la situación económica y el conocimiento de uno al otro, son elementos que no se pueden obviar al tomar esta decisión

Angie López Arias
alopez@prensalibre.co.cr
Foto: Photos.com

Muchos hombres y mujeres sueñan casarse con sus parejas pues han decido que son el uno para el otro y que su amor es suficiente para mantenerlos unidos el resto de la vida, sin embargo, más allá de la ilusión, hay que tomar en cuenta varios factores que son determinantes en la relación.

Contraer matrimonio no es una decisión que se pueda tomar a la ligera, es un momento importante y por tanto ambos deben estar muy seguros de querer hacerlo pero teniendo en cuenta elementos que a veces se pasan por alto y que son muy importantes de analizar.

La madurez de los miembros de la pareja, su situación económica, la confianza y por supuesto el deseo de estar juntos para siempre, son algunos de los puntos más relevantes que deben pensar, ya que si alguno no está del todo bien, puede ser conveniente esperar un tiempo prudencial.

También un error frecuente en el que caen algunos es que piensan que el matrimonio resolverá sus problemas, por ejemplo, tienen conflictos con sus padres en el hogar y deciden a la ligera casarse como una forma de escape, cuando en realidad eso afectará la relación de pareja.

Analizar

Para el psicólogo Erick Quesada, las parejas deben tener tiempo suficiente para conocerse, para ello el noviazgo tiene mucha influencia pues es necesario que haya durado cierto lapso para que en él ambos aprendan a conocer sus defectos y virtudes y así, aceptarse tal cual son.

La comunicación es otro elemento que se tiene que considerar, y es que tanto ella como él deben estar seguros de que pueden comunicarse adecuadamente y que son capaces de resolver sus problemáticas de forma adecuada pero sobre todo satisfactoria para que los dos estén a gusto.

Quesada aseguró que además es importante la confianza, que ambos sientan que pueden confiar en su pareja y ser amigos, también el respeto es indispensable en una relación y sobre todo cuando están a punto de casarse, en ese sentido, no puede haber tendencia a imponer, controlar o dominar.

Las posibilidades económicas para mantener un hogar son quizá uno de los factores más importantes, pues se sabe que tener una casa implica una serie de gastos, por eso la pareja tiene que pensar en si realmente cuentan con el dinero para poder hacer frente a las necesidades y responsabilidades que adquirirán.

Madurez

Mucho se habla de la edad que la pareja debe tener para casarse, sin embargo, es más una cuestión de madurez pues de nada vale que los dos tengan una edad que se considere adecuada, si no tienen la madurez necesaria para poder mantener una relación de ese nivel.

“En términos de edad no podemos decir que hay una edad perfecta para casarse, pero personas muy jóvenes no es del todo recomendable porque están en un proceso de replantearse proyectos y de conocerse más. Noviazgos muy cortos no es conveniente porque se conocen poco”, afirmó Quesada.

En algunos casos alguno de los dos o ambos están apenas estudiando sus respectivas carreras y en ese momento no sería adecuado tomar la decisión de casarse, porque están atravesando una experiencia que deben concluir, si están en medio otros proyectos es mejor esperar.

Según Quesada, el casarse se debe postergar cuando la relación está mal, cuando alguno de los dos busca el matrimonio como medio para solucionar sus problemas o por presión, en cualquiera de esos escenarios, la decisión podría ser riesgosa y conlleva otras consecuencias

Compromiso

La psicóloga Marielos Hernández dijo que además de todos esos factores, la pareja debe sentir que tiene un compromiso y la certeza de que puede funcionar, para ello deben pensar en construir un proyecto de vida exitoso y que se conocen tal y como son uno al otro.

“Cuando el proceso de conocimiento mutuo ha madurado, es cuando surge el proponer el formalizar la relación y hacer el intento siempre que hayan objetivos concretos que les garantice vivir juntos. A veces es una decisión como sacada de la manga, muy inoportuna”, aseveró.

“A veces es porque se quiere salir de casa porque tiene problemas o no soporta los límites que imponen sus padres, se confunde el matrimonio como escapatoria de problemáticas que no se han podido resolver y eso afecta la relación de pareja porque no habla de madurez, se vuelve pesado porque creen que el nuevo hogar será perfecto y no necesariamente es así”, manifestó.

Para Hernández, no solo es importante tener en cuenta la parte financiera si la posibilidad real de mantener un hogar, es decir, la capacidad de resolver problemas entre ellos y con lo que implica el tener una familia, es una decisión que debe pensarse, analizarse y reflexionar si se está preparado de verdad para enfrentar lo implica.

Tomado de www.prensalibre.co.cr