Homosexualidad y lesbianismo:
¿Cuál es su origen?
Todo depende del cristal desde el que se mire…
Por Dr. Erick Quesada R.
Antes de tratar de responder a esta pregunta, sería bueno hacerse otras que, tal vez al final de cuentas, resulten más importantes:
¿Con qué finalidad se quiere saber?
¿Qué ideas preconcebidas se tienen sobre estas orientaciones sexuales?
Lo que sucede es que la intención con la que nos hacemos las preguntas condiciona las respuestas que encontramos. Por ejemplo, si partimos de que la homosexualidad y el lesbianismo son un trastorno o una desviación, lo que empezaremos a buscar es aquel factor o factores patológicos o enfermizos que les han dado origen. Acostumbramos utilizar los calificativos trastorno, desviación y aberración, entre otros, para referirnos a aquello que se sale de lo que social y culturalmente consideramos “normal”. Sin embargo, lo normal es un término muy relativo, pues es básicamente estadístico: la norma es lo que caracteriza a una mayoría de personas (por ejemplo por su forma de pensar o de conducirse). Por causa de esto, lo que se considera “normal” en una cultura puede ser considerado anormal e incluso inmoral en otra.
Por ejemplo:
¿Pensaría usted que una persona que en nuestros días sostenga que el Sol y los planetas de nuestro sistema giran en torno a la Tierra, es una persona “normal”?
¿Sería “normal” alguien que en el presente entierre en nuestro país a un familiar con sus pertenencias e incluso con dos o tres personas vivas para que estén allí y le sirvan cuando regrese del más allá?
Pues en su momento, estas concepciones y rituales provenían de ideas que se aceptaban como verdades incuestionables, y más bien se calificaba de “anormales” o “inadecuados(as)” a quienes no las consideraban como tales.
Los seres humanos que tuvieron que aceptar en su época que la Tierra no era el centro del universo enfrentaron una situación muy difícil de asimilar en términos existenciales: ¿cuál sería entonces el lugar que ocupaban en la creación?, ¿cómo y por qué estaban aquí? No obstante, el dejar atrás estas ideas nos ha permitido acercarnos cada vez más a una visión más realista de nuestro planeta. Sin embargo, por desgracia las viejas concepciones que conciben como “anormal” a la homosexualidad y al lesbianismo siguen predominando en el mundo entero. Son parte de la cosmovisión (o visión de nosotros(as) mismos(as) en el mundo y en el universo), que en gran parte ha sido creada por diferentes disciplinas científicas y por instituciones sociales tan poderosas como los Estados y las iglesias masivas, las que a su vez, como parte de su papel de reguladores sociales, se encargan de mantenerlas, bajo diversos mecanismos de control, a través del tiempo.
La serie de mitos y estereotipos que condicionan la discriminación y la violencia hacia las personas homosexuales y lesbianas, así como el alto costo que esto tiene para sus vidas en términos de oportunidades, salud y derechos, hace pensar en la necesidad de abrirnos hacia formas novedosas y científicamente fundamentadas de concebir estas orientaciones sexuales
¿Qué pasaría si nos preguntáramos por la homosexualidad y el lesbianismo como posibilidades de expresión de la sexualidad humana y no como anormalidades?
Estudios recientes sobre las causas de la homosexualidad y el lesbianismo
¿Tendría algún sentido si, por el contrario, nos diéramos a la tarea de descubrir las causas de la heterosexualidad…?
Estudios genéticos (1)
Estos estudios se han realizado en diversas direcciones. Sin embargo, no ha sido posible establecer un factor determinante, es decir, hallar una causa que explique de forma científicamente satisfactoria el origen de dichas orientaciones.
Por ejemplo, se han realizado estudios sobre patrones de herencia (estudios de familias de homosexuales y lesbianas), estudios con gemelos y en los genes propiamente dichos de personas homosexuales para tratar de identificar alguno asociado a dicha orientación, sin embargo, hasta el momento en todos se ha fracasado.
También, se han aplicado técnicas de ligandos -que son secuencias de ADN (nuestro material genético)- para ver si coinciden entre diferentes individuos homosexuales, obteniéndose resultados negativos. Incluso, se ha estudiado el gen receptor androgénico (las hormonas androgénicas son las responsables de la aparición de los caracteres sexuales secundarios en los hombres como el vello corporal, la barba y la voz gruesa, entre otros), y no se han encontrado diferencias entre hombres homosexuales y no homosexuales.
Estudios hormonales
La relación entre niveles hormonales y la homosexualidad ha sido descartada desde hace mucho tiempo. Sin embargo, en los estudios sobre hormonas prenatales, es decir durante el proceso de gestación, se ha descubierto que una cantidad elevada de testosterona (2) puede masculinizar el cerebro y una disminuida feminizarlo, lo que se propuso como la causa del lesbianismo y la homosexualidad. Aún así, estas ideas tampoco son concluyentes dado que es posible que el cerebro adulto cambie por causa de las hormonas (lo que no provoca un cambio en la orientación sexual) y porque algunas características del cerebro no dependen de las hormonas, sino al parecer del sexo cromosómico del mismo, es decir, de si se trata del cerebro de un hombre o de una mujer.
Diferencias anatómicas
Según se ha observado, el núcleo supraquiasmático, que se ubica en el cerebro, suele ser más grande en las mujeres y en los hombres homosexuales que en los heterosexuales. A su vez, en estudios realizados en los núcleos hipotalámicos (también una estructura cerebral) en ovejas machos con conductas homosexuales (lo que no debe darse como un hecho en seres humanos), se han encontrado diferencias en los ciclos de producción de testosterona y estrógenos con respecto a los machos con conductas heterosexuales. No obstante, estos estudios hacen referencia a algunas diferencias a nivel anatómico y genético que podrían tener relación con la orientación sexual, pero no determinan qué causa la homosexualidad.
El punto de vista psicológico y social
La Psicología en una disciplina compuesta por diferentes teorías y escuelas, las que incluso pueden tener posiciones encontradas entre sí. Una de las más conocidas es el Psicoanálisis, que plantea que la “normalidad” responde a la unión sexual y al establecimiento de vínculos de amor entre el hombre y la mujer. Sin embargo, muchos de sus planeamientos han sido seriamente cuestionados y descartados, pues lejos de estar fundamentados científicamente, más bien parecen justificar a través de la especulación teórica muchos de los mitos y estereotipos propios del sistema patriarcal, que es el sistema social y cultural de desigualdad entre hombres y mujeres en el que vivimos, y en el que el heterosexismo obligatorio monogámico se constituye en uno de sus pilares.
Han surgido de esta escuela algunas propuestas que señalan que la homosexualidad y el lesbianismo tienen su origen en experiencias traumáticas vividas durante la infancia, por ejemplo de índole sexual, y/o porque estas personas establecieron vínculos psicopatológicos durante esta etapa con su padre y su madre. No obstante, estas tesis se vienen abajo cuando encontramos a muchísimas personas que, a pesar de haber vivido situaciones similares, son heterosexuales.
Por su parte, uno de los postulados de las escuelas ambientalistas en Psicología, que dice que toda conducta humana es aprendida, no cumple para el caso del homosexualismo y el lesbianismo, puesto que cuando se ha intentado que estas personas aprendan a conducirse como heterosexuales, se ha fracasado contundentemente.
Otras corrientes que otorgan un peso importante a la cultura y la sociedad en la conformación de la personalidad, aunque han logrado señalar la importancia de dichos factores en la construcción de las identidades de género (la masculinidad y la feminidad) -permitiéndonos ver que no corresponden de forma innata al sexo biológico de hombres y mujeres-, tampoco pueden determinar, a ciencia cierta, que la homosexualidad y el lesbianismo respondan absolutamente a factores de índole sociocultural, aunque tampoco se descarta que puedan tener alguna participación.
Los aportes de la ciencia en la actualidad
Durante los últimos años, los más significativos descubrimientos y avances en el campo de la ciencia –de los que se nutre la Psicología Transpersonal (3)- apuntan a que la “diversidad en evolución” es lo que caracteriza a la naturaleza, y por lo tanto a los seres humanos en tanto expresión de la misma.
Desde estas ideas la diversidad sexual –que incluye a las personas bisexuales, lesbianas, gais, transgénero y heterosexuales- no puede ser calificada como anormal o enfermiza, sino simplemente como natural; en tanto que encierra las diferentes expresiones y matices de la sexualidad humana.
El peso de las ideas preconcebidas
Tal y como se ha expuesto, no ha sido posible hallar la causa o las causas “patológicas” de la homosexualidad y el lesbianismo. Sólo el apego a ideas preconcebidas y distorsionadas, y a una óptica moralista focalizada en sostener enfermizamente que la heterosexualidad es la única orientación que responde a la “normalidad”, puede hacer que sigamos buscando dónde estuvo “el fallo”.
Se trata de la misma óptica moralista que ha hecho que hayamos desestimado descubrir qué causa la heterosexualidad; puesto que como es “normal”, simplemente está bien y ya. Si hay que buscar alguna patología podemos encontrarla en la intolerancia, el irrespeto, la discriminación y la persecución de las que son víctimas las personas que pertenecen a la diversidad sexual y que no son heterosexuales, y en el impacto que la homofobia y la lesbofobia (el odio y rechazo condicionado socialmente hacia la homosexualidad y el lesbianismo) produce en éstas.
Es hora de abrir los ojos y descubrir la naturalidad de la diversidad…
Si lo que está de fondo en las ideas sobre la supuesta anormalidad de la homosexualidad y el lesbianismo es un asunto moral, entonces ha llegado la hora de asumir el reto de comprender el sentido y la razón de ser de la diversidad sexual a la luz de los valores asociados a los principios de nueva ciencia.
La diferencia, la diversidad, la alteridad, la complementariedad, la evolución, la cooperación y la interdependencia son algunos de los principios más importantes que se desprenden de los más novedosos modelos científicos (4) a través de los cuales los seres humanos estamos intentado comprender la realidad: en ellos no sólo descansa la posibilidad de ser capaces de vernos reflejados(as) en la humanidad de todas las personas a pesar de su orientación sexual, sino también de superar como humanidad la serie de problemáticas que tienen origen en la discriminación por razones de sexo, étnia, nacionalidad y credo religioso, entre otros.
Algunos indicadores de la “normalidad” de la heterosexualidad en Costa Rica
La siguiente información puede ayudarnos a ver que la “anormalidad” no radica en una orientación sexual u otra, sino que es propia de nuestros sistemas sociales:
- La violencia intrafamiliar contra la mujer, los niños y las niñas, las personas adultas mayores y los hombres, que se ha convertido en una pandemia y en un problema de salud pública en Costa Rica, está presente en la familia heterosexual.
- El abuso sexual contra niños y niñas y adolescentes en Costa Rica, es cometido en un 96% por hombres heterosexuales.
- Durante el año 2008, murieron en Costa Rica 37 mujeres en manos de sus compañeros o ex compañeros sentimentales heterosexuales.
- Las múltiples forma de violencia sexual contra la mujer (abuso, acoso y violación, entre otras) son cometidas en su gran mayoría por hombres heterosexuales.
Todo depende del cristal desde el que se mire…
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