• Requiere algunos días de ajuste
Retomar rutina después de las vacaciones no es tarea sencilla
• Nerviosismo, apatía, pereza y otras sensaciones son comunes cuando se retoma el trabajo luego de un tiempo de descanso
Angie López Arias
alopez@prensalibre.co.cr
Foto: Photos.com
Cenas, reuniones familiares, paseos o descanso fueron algunas de las actividades que las personas realizaron durante el fin y principio de año, pero como todo lo que empieza tiene que terminar, las vacaciones acabaron para dar paso al trabajo y demás responsabilidades.
El retomar la rutina habitual después del disfrute y la relajación no es una tarea sencilla, por eso es normal que las personas vuelven a sus labores con cierta pereza, apatía, aburrimiento e incluso con nerviosismo, a lo cual se le ha dado el nombre de “Síndrome posvacacional”.
Al menos una semana es el tiempo suficiente para que la persona se ajuste otra vez al trajín diario, pero si esto persiste, puede ser una clara señal de que se está frente a una situación más compleja que es importante analizar, pues podría tratarse de una necesidad de cambiar de empleo.
“Es común ese síndrome, sobre todo si la persona tuvo la posibilidad de pasear, por lo que tienden a relajarse mucho y con tan solo la idea de volver al trabajo les resulta estresante. Se recomienda que la persona se prepare para la fecha de retorno”, indicó el psicólogo Erick Quesada.
Apatía
Para Quesada, esos sentimientos se dan más porque a las personas no les gusta el trabajo o tienen problemas relacionados con el área laboral, ellas pueden aprovechar las vacaciones para reflexionar sobre que cambios pueden hacer, a fin de modificar el panorama en el que se encuentran.
“Si tiene problemas deben pensar en qué pueden hacer para cambiar esas cosas y volver con una actitud diferente, si la persona no se siente bien del todo con su trabajo es sano pensar en un cambio. También es importante plantearse metas, porque éstas dan motivación”, aseveró.
El psicólogo dijo que es frecuente que las personas regresen al trabajo un tanto perezosos, y atraviesan un proceso de ajuste que no debe durar por mucho tiempo, el ritmo se va retomando poco a poco hasta que ya se está en medio de la rutina sin mayor problema.
“Si la persona viene relajada es de esperar que atraviese un proceso para volver a incorporarse al ritmo de su trabajo, si persiste esa incomodidad, sienten que no se pueden levantar por las mañanas, no rinden y desea que las horas pasen, es cuando debe pensar más a fondo y cuestionarse”, agregó Quesada.
Actitud
Por su parte, el psicólogo de Enfoque a la Familia, Luis Diego González, explicó que las personas muchas veces se dan ellas mismas una terapia negativa que ayuda a desalentarles, pues tienen pensamientos negativos y dependiendo de lo que se piense así se sentirán las personas.
“Debemos evitar pensamientos como comparaciones, por ejemplo decir que antes podía levantarse tarde, pero ahora no, todo eso determina un mal estado de ánimo, por eso no hay que dedicar pensamientos a cosas negativas que llevan a la negatividad”, recalcó González.
El especialista comentó que la vida está llena de cambios y que cuando acaban las vacaciones, vuelve el trabajo y viceversa, esto debe verse como algo natural porque a sí lo es, pero de lo contrario se estaría en una constante apatía, por eso es urgente cambiar de mentalidad.
“El trabajo no es un martirio, es una bendición de Dios porque a través de él podemos realizar más de un sueño y nos hace crecer y madurar como personas. La rutina es mala, nos ayuda a encontrar sentido a los días libres, si estamos de vacaciones siempre también llega a aburrir, lo malo es no tener variedad”, puntualizó.
Valor
Según González, el trabajo permite muchas cosas y por tanto, si falta se cae en una grave situación económica, pero también en una depresión y frustración porque la persona no se siente útil a la sociedad, de ahí que es importante darle el valor que merece y cuidarlo.
“Solo lo apreciamos cuando lo tenemos, las personas deben pensar en cómo se sentirían si no tuvieran trabajo y que si está en esa labor es porque quiere y no solo porque debe estar. Pensar en cuando no se tenía trabajo ayuda a apreciarlo”, manifestó.
“Las personas deben enfocarse en cuán útil es el trabajo y analizar en cómo proyectarse al futuro, es cuando se dan cuenta de que bueno que acabaron las vacaciones porque tiene un trabajo que le espera. La apatía puede ser normal, sin embargo, no puede durar más”, insistió.
González dijo que no hay que echarle la culpa al trabajo, sino más bien cambiar de actitud, la apatía o la pereza pueden ser normales, pero no por ello se le debe obedecer, más bien hay que combatirla con pensamientos positivos sobre el trabajo y ver las oportunidades que éste brinda.
Tomado de www.prensalibre.co.cr