Trabajo con grupos de hombres sobre temas de masculinidad, y uno de estos es la violencia hacia las mujeres. Uno de los principales objetivos es desnaturalizar esta forma de violencia, dado que predomina en el imaginario social, la idea de que los hombres somos violentos por naturaleza, que así somos y ya.
Por eso, el primer paso es invitar a la reflexión en torno a que la violencia en los hombres no es natural o innata, sino que responde a un aprendizaje que inicia desde que estamos muy pequeños. Un elemento que suele ser común al tratar este tema con hombres, es el enojo e incluso el cinismo con el que algunos lo asumen. No son pocas las veces en las que se afirma que nosotros los hombres igualmente sufrimos violencia en esta sociedad, y que más bien ahora con las leyes que protegen a las mujeres, a nosotros nos va peor. En este punto, de nuevo hay que hacer un llamado a la reflexión. No podemos equiparar o relativizar la violencia hacia las mujeres en nuestras sociedades machistas, en las que resultan evidentes el desprecio, rechazo, opresión e inferiorización de las mujeres y de lo femenino. Es obvio que los hombres sufrimos de diferentes formas de violencia en el machismo, pero no se pueden comparar, dado que la violencia hacia las mujeres es un mecanismo fundamental para su reproducción.
Haciendo esta aclaración, por lo general se dirige la conversación hacia el tema de la empatía. Los hombres recibimos desde niños una educación emocional que nos limita el desarrollo de la inteligencia emocional, y se entiende la empatía como la habilidad o capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona, de comprender sus circunstancias y sentimientos. Un ejemplo de cómo se aborda este tema, es cuando hablamos del acoso sexual callejero hacia las mujeres. Por lo general, se les responsabiliza del mismo cuando dicen que es producido por la forma en que se visten, por los lugares o las horas por las que transitan en la calle. Es común escuchar decir que “se visten para provocar pero luego no les gusta que las toquen”. Sin embargo, su percepción sobre esta forma de violencia cambia radicalmente cuando, luego de una dinámica grupal, es una mujer muy querida para ellos la que sufre acoso callejero. Al ponerse en el lugar de ellas, logran comprender que no hay justificación para la violencia.
Desde esta misma lógica, abordamos otras formas de violencia hacia las mujeres, incluyendo el feminicidio; para promover el análisis sobre qué hace que un hombre sea capaz de asesinar a su compañera sentimental, de cómo el machismo puede hacer sentir a un hombre que es el dueño de su compañera o esposa, y más allá, de su imposibilidad de concebirse sin ella, de cómo en estos casos parece cumplirse la nefasta sentencia de “si no es mía, no va a ser de nadie.”
Los hombres tenemos la capacidad y debemos asumir la responsabilidad de reflexionar sobre estos temas; no podemos seguir percibiendo a la violencia hacia las mujeres como algo natural o que ellas provocan. Las diferentes expresiones de esta forma de violencia provocan un profundo daño y sufrimiento a las víctimas y a quienes les rodean, aportando a este orden social machista, violento y de desigualdad en el que vivimos y que debemos cambiar. Reflexionar sobre este tema, implica abordar la violencia machista en los hombres hacia las otras direcciones en que se dirige: hacia otros hombres y hacia nosotros mismos. Esta causa nos lleva también, tarde o temprano, a actuar ante la violencia que se dirige hacia nosotros.
Es fundamental que aprendamos a concebir a las mujeres en términos de la absoluta legitimidad de su condición humana y del respeto a su dignidad, y que desarticulemos cualquier concepción aprendida y mediatizada por el machismo. Debemos aprender a redefinirnos y a reconstruirnos como seres capaces de vivir sin la necesidad de poder, superioridad, pertenencia y control sobre las mujeres. Los hombres tenemos en las manos la posibilidad de convertirnos en mejores seres humanos en la medida en que nos comprometamos con la erradicación de la violencia machista.
Publicado en el medio digital ELMUNDOCR
https://www.elmundo.cr/podemos-los-hombres-detener-la-violencia-las-mujeres/