Estoy de acuerdo con que las personas gais y lesbianas se puedan dar muestras de afecto en público (como abrazos y besos) pero en lugares de “ambiente”. En la calle deberían respetar a las personas heterosexuales…
En realidad me parece que esta afirmación está fundamentada en una serie de prejuicios. Se habla de guardar el respeto a las personas heterosexuales pero, ¿darse besos y abrazos en público significa realmente un irrespeto? Probablemente alguien podría pensar que sí al considerar a la homosexualidad y al lesbianismo como una especie de aberración, como una desviación inmoral o como una abominación.
Podría pensarse de esta manera si hemos interiorizado la moral convencional de nuestros sistemas patriarcales, según la cual únicamente la heterosexualidad responde a lo “natural, normal y moral”. En otras palabras, estamos ante típicas expresiones producto de la homo-lesbofobia social. El irrespeto consiste, más bien, en señalar, reprimir o condenar a las personas gais y lesbianas que se expresan afecto en lugares públicos de cualquier índole.
Desde una perspectiva respetuosa de la Diversidad Sexual y los Derechos Humanos, todas las personas tenemos el mismo derecho de mostrarnos afecto sin importar nuestra orientación sexual e identidad de género. Esta es una condición de equidad más que debemos seguir promoviendo quienes creemos en la importancia de crear las bases para generar una sociedad cada vez más justa, solidaria y respetuosa.
Publicado en Revista Gente 10