• Fomentando el respeto en la familia
Padres deben evitar rivalidades entre hijos
• La relación con los hermanos puede generar desde peleas insignificantes hasta graves roces que alteran la dinámica familiar, en esta situación los padres tienen una función determinante
Angie López Arias
alopez@prensalibre.co.cr
Foto: Photos.com
Las relaciones interpersonales por sí solas son complicadas y el núcleo familiar no está exento de sufrir problemas entre sus miembros, y es que es muy común que principalmente los hermanos tengan desde peleas insignificantes hasta severos roces.
La rivalidad entre en hermanos es muy normal pero en cierta medida, es por ello que los padres deben estar muy atentos para saber cuando es el momento idóneo para intervenir, ya que puede tratarse de discusiones sin sentido o bien, ser problemáticas más serias.
Cuando los hijos están pequeños es usual que entren en conflicto por los juguetes, los programas de televisión que quieren ver o por las cosas que se toman sin permiso, sin embargo, conforme crecen, la rivalidad va cambiando de tono pues buscan más la aprobación y la atención de los padres y compiten para eso.
Esta situación puede ocasionar resentimientos muy dañinos para ambas partes, de ahí la necesidad de que los padres promuevan entre sus hijos una relación sana, sin fomentar la competencia pues de lo contrario se producirán heridas difíciles de curar en la familia.
Normal
El psicólogo, Erick Quesada, comentó que la rivalidad entre hermanos es esperable y normal en cierto grado y aseguró que en la mayoría de los casos se origina por la aprobación que buscan de sus padres, por ejemplo, pueden competir en quien obtiene mejores calificaciones o quien tiene el mejor trato de ellos.
“Tiene que ver con quien saca mejores notas, quien obtiene más permisos o muchas veces se debe a quien recibe el trato más cariñoso de los padres. En estos casos el papel de los padres es trascendental porque en ocasiones sin quererlo promueven esa rivalidad”, manifestó Quesada.
El especialista dijo que en ocasiones los padres asumen actitudes para promover esa rivalidad como cuando hacen comparaciones dañinas que lastiman o cuando prefieren a uno más que a otro de una forma muy notoria, esto aunque se haga sin premeditación, genera roces entre ellos.
“A veces hacen comparaciones como que uno de los hermanos saca mejores notas que el otro, o que uno se porta mejor que los demás, eso causa daño y aunque no se quiera promueve la rivalidad. Lo más sano es respetar la individualidad de cada hijo, hay que partir de que todos son diferentes y que no se les puede exigir a todos lo mismo porque cada uno tiene sus áreas fuertes y débiles”, aseveró Quesada.
Resentimientos
En otras ocasiones, los padres esperan que los hijos hagan aquello que no pudieron realizar en la infancia o durante su juventud, por eso cuando uno de ellos realiza el sueño de su padre o madre, suele haber mayor preferencia por él, esto provoca rivalidad en la relación de los hermanos.
“Si esa rivalidad causó resentimientos y envidias, quedan secuelas que pueden permanecer a través del tiempo que se traducen en distanciamiento, dificultades para comunicarse de una manera fluida y reclamos, esto se ve incluso muchos años después, son heridas que se guardan toda la vida”, indicó Quesada.
El psicólogo, recalcó que el accionar de los padres es indispensable para evitar este tipo de situaciones, ellos no deben promover la superación de los hijos a través de la rivalidad, por el contrario tiene que fomentar la cooperación, la solidaridad y la complementariedad entre los hermanos.
“En vez de ponerlos a pelear, los padres deben enseñarles a que se ayuden, pero lo más importante a respetarse y que ellos reconozcan a cada hijo en su individualidad, a parte de eso se les debe educar en valores, los padres deben poner atención en cómo promueven la relación de sus hijos”, manifestó Quesada.
Intervención
Por su parte la psicóloga, Marianela Rosales, dijo que desde que los hijos son pequeños los padres deben evitar las peleas que en esas edades suelen ser por cosas sin importancia, aunque la situación es una oportunidad perfecta para enseñar a los hermanos a compartir y a llevarse bien.
“Cuando son pequeños lo normal es que peleen por confites o por juguetes cuando se ve que los hijos discuten por estas cosas se les debe explicar que tiene que llegar a un consenso y equilibrio, de esta forma aprenderán a resolver conflictos por sí mismos”, dijo Rosales.
La especialista expresó que siempre habrá dificultades entre los hermanos, pero que para evitar una situación más grave lo mejor es la intervención de los padres quienes pueden mejorar la comunicación y la relación entre la familia, sobre todo con el ejemplo.
Rosales subrayó que los padres deben inculcar valores, fortalecer el vínculo familiar y promulgar la solidaridad y el respeto entre los hijos para así, evitar problemas de cualquier índole, evitando situaciones que pueden dejar graves heridas.
Tomado de www.prensalibre.co.cr