¿Existe la heterofobia?

Resulta importante contextualizar la “heterofobia” en nuestros sistemas sociales patriarcales y machistas, de los que emerge el “heterocentrismo”, es decir, ese principio que reconoce como natural y legítima únicamente a la heterosexualidad.EXISTE LA HETEROFOBIA Según lo anterior, se puede entender la discriminación sistemática hacia las personas con otras orientaciones sexuales o identidades de género que no correspondan con las establecidas para la heterosexualidad, pero, ¿podríamos hablar realmente de una heterofobia?  La fobia hacia la población LGBTI tiene su origen en los cimientos del patriarcado “heterocentrista», y se expresa en múltiples y dañinas formas de discriminación y violencia, en cuyos casos extremos se encuentran los crímenes de odio, es decir, aquellos crímenes en los que el móvil no es otro que la orientación sexual o la identidad de género de la persona.

En nuestras sociedades, es realmente difícil que una persona heterosexual sufra de estos tipos de discriminación y violencia por el hecho de ser heterosexual. Podríamos pensar que puede ser discriminada por su color de piel, clase social, credo religioso o nacionalidad, pero no por su orientación sexual. Una posibilidad, es que la discriminación sea ejercida por personas de otra orientación sexual; sin embargo, este hecho, que obviamente es reprochable, no es comparable a la magnitud de la discriminación y violencia que viven las personas LGBTI.

La importancia de reflexionar críticamente sobre estos temas…

Es siempre importante asumir una posición crítica ante este tipo de ideas.  Bien podría pensarse que sumar la “heterofobia” a la lista de fobias hacia la población LGBTI, es una forma de disminuir o relativizar el impacto y el costo vital que la discriminación y la violencia tienen para estas personas. Desde este punto de vista, esta idea sería, sin duda alguna, “LGBTI-fóbica”.  Los avances en la lucha por los derechos humanos de las personas que pertenecen a este colectivo son cada vez más evidentes tanto a nivel internacional como nacional, convirtiéndose en los últimos años en un tema mediático.

Las formas de activismo en pro de sus derechos ha incluido recientemente en Costa Rica, el apoyo irrestricto de familiares y amigos(as) de este colectivo.  Hace menos de un año, la Presidencia de la República emitió una directriz para que las instituciones estatales tomen acciones para erradicar toda forma de discriminación por razones de orientación sexual e identidad de género. Es decir, este es un tema que cada vez más se va posicionando en nuestro país, y que cada vez más nos llama, a todas las personas, a una reflexión a conciencia sobre el mismo. Hemos insistido en ediciones anteriores, sobre el potencial de las acciones que cada quien pueda tomar para crear una sociedad más respetuosa e inclusiva; en el potencial que para el crecimiento personal tiene liberarse de los estereotipos que nos hacen rechazar y cuestionar a todas aquellas personas con las que, al final de cuentas, nos hermana la condición de ser seres humanos(as)…

Postura de GAFADIS ante los fundamentalismos religiosos

Grupo de Apoyo para Familiares y Amigos(as) de la Diversidad Sexual de Costa Rica

 

Nuestra postura ante los fundamentalismos religiosos que promueven la homo-lesbo-bi-trans-inter fobia (rechazo y desprecio hacia nuestros hijos(as) y seres queridos gais, lesbianas, bisexuales, trans e intersexuales):POSTURA DE GAFADIS ANTE LOS FUNDAMENTALISMOS RELIGIOSOS

¿Cómo se sentiría usted si personas de otra religión le dicen, sin admitir ningún tipo de discusión, que con base en su libro sagrado y la fe en su Dios usted es una persona pecadora, y que si no se arrepiente le van a pasar las peores cosas?

¿Tienen esas personas el derecho de imponerle a usted sus creencias y su fe, de  rechazarle y cuestionarle moralmente porque usted no piensa igual o actúa igual? Ante esto, que se llama violencia religiosa, seguramente usted dirá con justa indignación que no.

A pesar de que existen tantas creencias, filosofías religiosas, iglesias y tantas posiciones dentro de las mismas en todo el mundo, hay personas que creen que tienen la verdad absoluta. ¿A qué responde esa necesidad de creer que su postura, entre cientos de otras, es la correcta?

Existen muchas razones, y de mucho peso, para someter a un análisis crítico la interpretación bíblica de aquellas personas que afirman que las personas LGBTI son despreciadas por Dios y no entrarán al reino de los cielos.  En la interpretación de los textos bíblicos hay que tomar en cuenta elementos históricos, antropológicos, lingüísticos y de contexto, entre muchos otros.

Hay muchas posturas teológicas serias que desde este tipo de análisis afirman que no hay razones para pensar que en la Biblia se condena a las personas homosexuales por el hecho de serlo, sino más bien ciertas prácticas sexuales (para hombres y mujeres) en determinados contextos y situaciones. No tiene que ver con la orientación sexual.

Esto puede ser muy importante para las madres, padres, familiares y amigos(as) de personas LGBTI, sobre todo para aquellos(as) que son creyentes y que requieren comprender la sexualidad de sus seres queridos(as) desde posturas no fundamentalistas y condenatorias.  Por suerte existen estas lecturas e interpretaciones que además de serias y bien fundamentadas traen un aire de esperanza. En Costa Rica, la Iglesia Luterana representa una de estas posturas.

Y más allá de esto, quisiéramos hacerle saber a todas esas personas que sin reparo condenan y rechazan a las personas LGBTI, sean religiosas o no, que esa actitud tiene un nombre: homo-lesbo-bi-trans-interfobia, (LGBTI fobia), y que se considera una patología social por causa del profundo daño que produce en las personas LGBTI y a quienes les rodean.  Estudios muy serios indican que quienes son víctimas de esta patología, suelen presentar más baja autoestima, conductas sexuales de riesgo, mayor consumo de alcohol y otras drogas, ideación y actos suicidas con respecto a quienes no son víctimas de la misma.

Hay personas que, para llevar al plano moral la supuesta “desviación” que hace la gente LGBTI,  afirma que eligieron su orientación sexual y su identidad de género: nada más errado que esto. ¿Usted recuerda el día en que decidió que le gustaran los hombres o las mujeres, o el día en que decidió que le iban a gustar los juegos, juguetes, ropa y roles de niño o niña? Por más que lo intente nunca va a recordar ese día, porque esto no se elige. Las personas simplemente descubrimos en cierto momento de nuestra vida todo lo anterior. Además, en relación a esto hay que señalar algo muy importante: según la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Psiquiátrica Americana, no se considera a ninguna de estas expresiones de la sexualidad humana como desviaciones, aberraciones o  patologías. En este sentido lo patológico es, como ya se vio, la LGBTI fobia.

La LGBTI fobia es aprendida, no se nace con ésta, y por lo tanto puede ser desaprendida. Quienes conformamos Gafadis, podemos dar fe de que esta dañina fobia puede ser desarticulada gracias a una serie de fundamentos científicos y teológicos, pero sobre todo, gracias al amor que les profesamos a nuestros seres queridos LGBTI.

Y queremos decir que desde este sentir y convencimiento vamos a seguir trabajando para que cada vez más padres, madres familiares y amigos(as), como ha venido sucediendo, entiendan que no hay razón en el mundo para rechazar ni discriminar a nuestros seres queridos. Seguiremos trabajando en aras de promover una sociedad que les acoja con el respeto que se merecen.

En Gafadis no tenemos la respuesta al misterio de la vida, del bien y el mal ni de la salvación; sin embargo, tenemos algo muy claro: el amor por nuestros seres queridos, el trabajo que hacemos por aprender a aceptarles y amarles incondicionalmente y por la defensa de sus derechos nos ha hecho y nos sigue haciendo mejores personas; y para quienes profesan el cristianismo, mejores cristianos y cristianas.

 

 

 

 

Derechos Humanos y Religión

Desde el punto de vista jurídico constitucional, en aras de que todas las personas puedan disfrutar de los mismos derechos, es fundamental que empecemos por tener un Estado laico. Desde que un Estado asume una religión con un dogma patriarcal y heteronormativo, como en el caso de nuestro país, está destinado a ser un Estado que discrimine, lo que atenta contra una de sus razones esenciales de ser e implica el incumplimiento de numerosos tratados y convenciones internacionales que ha ratificado en pro de los derechos humanos de la ciudadanía. La religión debe estar fuera de la cosa pública.

El sistema educativo tiene el reto de educar para la convivencia en términos de respeto e igualdad. Esta materia es urgente desde hace muchos años en este país. Lejos de lo que se esperaría, las aulas de escuelas y colegios son espacios en los que nuestra niñez y adolescencia sufre de múltiples formas de maltrato y violencia. En términos de la construcción de una nueva ciudadanía, fundamentada en el respeto a los derechos y la dignidad de las personas, es básico abordar y desarticular los mecanismos que establecen relaciones de poder y opresión entre las mismas. Entre estos, la necesidad de imponer ideologías sobre otras, incluyendo las religiosas. Sin duda, esta labor educativa contribuirá a formar personas más inteligentes en todo sentido, más hábiles para vivir en sociedad y para incidir positivamente sobre ésta.

Otra gran tarea es reconocer el papel que cumplen la Iglesia Católica y las cristianas fundamentalistas. Como nunca antes, sus principios y valores patriarcales y sus mecanismos violentos de adoctrinamiento van quedando cada vez más al descubierto. Es importante avanzar en el estudio y la comprensión del impacto que sus discursos tienen sobre la vida de los seres humanos, como afectan su dignidad y sus derechos para luego instrumentalizar este conocimiento en estrategias para la promoción de una cultura de paz.

No se trata de oponerse a toda religiosidad o búsqueda espiritual, sino de una forma clara, objetiva y con conocimiento científico, evidenciar aquellas cuyos discursos promueven el odio y la opresión.

¿Es posible que si se aprueba la unión civil o las sociedades de convivencia entre personas del mismo sexo, se esté atentando contra la familia y los valores costarricenses?

Por Dr. Erick Quesada R.

En realidad no. Cuando estas ideas son sometidas a un análisis crítico, nos damos cuenta que en realidad no cuentan con ningún fundamento firme y objetivo, aunque sí evidencian la intención promover actitudes homofóbicas en la opinión pública.

Para nadie es un secreto que requerimos de cuestionarnos, como colectivo, nuestro propio sistema de valores. Basta con señalar algunos indicadores de violencia que han venido en aumento para darnos cuenta que necesitamos replantearnos el rumbo que hemos seguido como sociedad en las últimas décadas: violencia intrafamiliar contra la mujer, niños, niñas, adolescentes, personas adultas mayores y hombres; la violencia en las calles; el aumento en las tasas de homicidios, suicidios y muertes violentas; sólo para mencionar algunos.

El reconocimiento del derecho que tienen las personas del mismo sexo a formar una pareja y una familia, y a reclamar las mismas obligaciones, derechos y garantías que la ley otorga a las parejas heterosexuales, descansa en el total reconocimiento de su legitimidad en tanto seres humanos, y esto es una expresión genuina de una valor cada vez más cuestionable en nuestra cultura: el respeto, y más particularmente, el respecto a la diversidad contenida en la humanidad.

Por lo tanto, el reconocimiento de la unión civil o de las sociedades de hecho no haría más que sentar un precedente en esta dirección. Por su parte, nada más falso que pensar que dicho logro atentaría contra la familia costarricense. Sería mejor fijar la atención sobre los indicadores, como los señalados arriba, que sí lo hacen día tras día, y que están fundamentados, ahora sí, en la serie de discursos de corte machista, sexista y religioso que predominan en la actualidad.

Publicado en Revista Gente 10